Traducir

miércoles, 5 de agosto de 2015

Se busca un Ocaso

Entre todas las ideas desquiciadas e innovadoras a la vez, se me ocurre esto a mí, un don nadie que intenta salir de una carrera en la que nadie gana... Todos pierden.

A la clase de persona en la que intento asimilar es una que le encantan las historias, vengan de donde vengan, sean falsas o verdaderas, con tal como lo dije anteriormente ¿Quien soy yo para juzgar?

Entre tantos que hay allá afuera en qué me destaco yo; muy simple, lo dije anteriormente, me encantan las historias sin embargo, no soy hombre de palabras, por eso he comenzado la búsqueda de alguien que transmita esas historias por mí...


El Ocaso del Caballero (Prólogo)

Desde hace tiempo atrás, me estaba cansando de tener ideas y no querer hacer nada después (por miedo o por flojera), siempre hacía lo mismo... Una infinidad de veces, en resumidas cuentas, fracasaba aun sin haber comenzado.

Una noche de verano, me asomo por la ventana a medianoche, con media luna brillando de forma tenue y frágil, con el paisaje a oscuras, unas pocas luces brillando mi alrededor, no podía pensar en otra cosa que es hora de soñar e imaginarse cosas mejores.

Yo cansado por la locura que llevo de vida (y no es lo que mayoría de la gente cree o piensa), me dije a mí mismo: ¡Cual es tu problema! ¿Acaso seguirás en lo mismo? con un tono bastante alto, aunque nadie me escuchó, seguía en lo mismo, quejándome de todo como si hubiese hecho algo para evitarlo, cosa que no es cierta en un noventa y nueve coma nueve por ciento (99,9%). Una y otra vez en lo mismo, y se repetía, se repetía y se repetía, como una espiral mental que deja a cualquiera dudando de su propia existencia.

¿Que me había pasado? Le pregunté a mi almohada... Por supuesto, no responde a mi descarada pregunta. Exhalé, y centré mi atención al otro lado de mi cama y con voz quejumbrosa decía cosas como: con ella todavía aquí, hubiese hecho que la almohada hablara y me responda, de todos modos, se la cree con mucho orgullo que es la mejor de su tipo... Claro, como si existiera alguien igual a ella... 

Detuve un momento mi singular conversación que se ha salido de la compresión habitual para hacerme una auto revisión mental... ¿Pero que acabo de decir? ¿Qué pensará el que lea esto? ¿Que enloquecí, me volví un lunático y que escribo con el fin de satisfacer mis delirios e ilusiones políticamente incorrectas?

No... Por supuesto que no... Esto a me pasó a mí y, afortunadamente, sólo a mí. Con gestos de alivio y relajación, me propuse de una vez por todas a pasar al papel y con pluma en mano, estaba a punto de transmitir mi historia al mundo. Muy bien... Estoy listo, sin miedos o temores, solo mantén el pulso y déjate llevar por los recuerdos. No me contendré más, hablando en voz alta como si intencionalmente quería que alguien me escuchara...

De hecho, alguien me escuchó e intentando contener sus carcajadas, la oí del otro lado de la puerta diciendo: "Esta hablando solo otra vez", con risa ligeramente malvada incluida, la voz infantil e inocente en su intento de mantener el control, golpea suavemente la puerta de mi habitación medio abierta con la palma de su mano izquierda y tapándose sus risa con la derecha. "Ja ja ja, muy gracioso", le dije con voz sarcástica "Y para guindar la cereza del pastel, te revelaste tú misma" le agregue mi voz de castigo por interrumpirme... "

¡Es la enésima vez que te digo que las princesas como tú no pueden estar despiertas a estas horas!" Cerrando un ojo con el puño y con su cabeza inclinándose de un lado a otro e con bostezo incluido me responde: 

"Hago mi mejor esfuerzo pero...¡Tú siempre me despiertas y no me dejas dormir!" Alzando mi voz digo: "Pero NADA, oíste N.A.D.A. (deletreando) nada, sin peros ni excusas. ¡Ahora a dormir!" "Viste, ya volvió el rey aburrido y quejumbroso" Me responde con su voz aguda y chillona, en su intento de berrinche y dirigir la culpa hacia mí... "En vez de actuar como una princesa, actúas como un bufón... Una bufona en tu caso" Insistía en tener la razón, aunque sin frutos. 

Ante esta situación, su manifiesto rechazo a cualquier autoridad y con todo en contra, la inocente cruza de brazos y con mirada de enojo y frustración, exclama esto: "Yo, ¿bufona? ¿Un hazme reír? ¿No es eso un trabajo sólo para hombres, hombres tontos como... tú? Además... cómo puedes hablar de princesa ni siquiera tienes ni súbditos, ni castillo ni reina"

Habiendo roto el encanto de los cuentos de hadas, sin decir de mi paciencia, pensé en un castigo. Nada ordinario... (contando que ya van seis veces, según recuerdo)."Tienes razón, pero ya que estás despierta y te rehúsas a dormir, me tendrás que hacerme un pequeño... favor" 

¡Noooooooooooo! ¡No no no no no! ¡No! Otra vez tengo que llevar esos aburridos y raros papeles por todas partes, están llenos de garabatos, letras extrañas y otras cosas raras... Ni siquiera puedo hacer dibujos ni colorear, ¡Se rompen apenas los tocas! Qué fastidio... (y sigue quejándose en voz moderada y caminando por toda la habitación y los brazos extendidos hacia arriba, como queriendo decir... no me gusta tu trabajo ni lo que haces, etcétera, etcétera, etcétera).

"No esta vez cariño..." Yo con la voz mas suave y serena posible "En lugar de eso, vas a ayudarme a escribir una historia, un testimonio de ciertos sucesos que pasaron un tiempo atrás"

Ok... dejó su berrinche, desvió su atención hacia mis ojos y con un enorme signo de interrogación en su cabeza (imaginado por mi petición) pregunta: "ummm ¿Qué cosa? Historia de qué... ¿Estás bien? Esto no durará toda la noche, ¿Verdad? ¿Qué voy a hacer con la escuela? Tengo clases..."

"Uno, no irás a clases (respondí sin dudar, interrumpiéndola) dos, sí durará toda la noche si es necesario y treeees, no estoy loco... aún, ¿ok?"

La aún confundida señorita dictadora respondiendo afirmativamente con su cabeza, meneando suavemente su despeinado pelo rojo y al parecer, se ha había transformado en una niña obediente y serena, aparentemente poseída por el fantasma de un animal pequeño, tierno y adorable.

"Meooow...(en conjunto con otros muy reconocibles sonidos de gato, en tono provocativo), ¿Que estás mirando? ¿Vamos a hacerlo o no?" "Claro, claro... Respondí (completamente distraído de su intento de salirse con la suya) pero hay que reconocer su esfuerzo. Estuvo practicando trayendo gatitos de la calle hacia nuestro hogar desde hace un año, en el cual no hay suficiente espacio para que una mascota corra libremente sin causar desastres. Por eso se lo prohibí... la semana pasada.

"No mojaste la cama esta vez, ¿Cierto? le pregunto por si a la duda de tener que limpiar después del trabajo, porque alguna vez cada ciertos días se le olvida ir al baño antes de acostarse (como es normal) y ocurre el desastre. Pero esta vez me responde firmemente, con la frente en alto y muy orgullosa: "Ja. No esta vez, aún estoy limpia y seca, ¿no es genial? Y fui al baño antes de acostarme" Me lo dice con voz alta y más firme y directa, como si estuviese gritando dentro de un cuartel militar a su superior ¡Señor, sí señor!

"Bien... Siéntate aquí en la cama, al lado mío" y de inmediato ella de un solo salto llegó a mi cama, haciéndola rebotar y chillar un poco, me apresura y me da con mucho entusiasmo mis cosas que había dejado ahí, al lado de donde estaba acomodando (no sé si para dormir o es para no perderse ni un sólo detalle) tal como lo haría su madre cuando le leía un cuento para dormir... Si ella estuviese aquí, a su lado...

Bueno, pero el resentimiento lo dejaremos para las partes tristes de esta historia. Y así como ocurrió, de una repentina discusión... Familiar... Así empieza la historia de la búsqueda de un ocaso.
Licencia Creative Commons

No hay comentarios.:

Publicar un comentario